Erosión y pérdida de la fertilidad de los suelos
La erosión del suelo es el desglose y posterior pérdida de la capa superficial más fértil de la tierra por la acción del agua o del viento. Se debe principalmente a la falta de cubierta vegetal, al mal uso de los terrenos para los cultivos, a los incendios forestales o a la deforestación de los montes. Su degradación también se asocia la otros fenómenos negativos, como la compactación o la pérdida de nutrientes.
Los procesos erosivos suponen la merma gradual de la capacidad productiva de los suelos. Su regeneración natural es un proceso muy lento (cientos de años).
Contaminación de las aguas
Una gran concentración de fertilizantes, fitosanitarios o partículas finas provenientes de los suelos agrícolas y superficies forestales queimadas, van a parar a las aguas subterráneas y superficiales de nuestra entorno. Estos nutrientes potencian el crecimiento de algas y microorganismos que alteran los parámetros fisicoquímicos del agua, y favorecen fermentaciones que dan lugar a malos olores y a la alteración del ecosistema acuático.
Las partículas finas de los suelos erosionados o las cenizas de los incendios forestales enturbian los ríos, lo que crea importantes problemas en el normal desarrollo de muchas especies de fauna acuática, que finalizan viendo reducidas sus poblaciones de manera importante por falta de alimento o alteraciones nos sus ciclos reproductivos.
Un bosque bien cuidado asegura las reservas de agua de calidad y prevén la contaminación al actuar como sistema de depuración natural.
Cambio climático
Cuando hablamos de cambio climático nos referimos a la variación global del clima de la tierra: temperaturas, precipitaciones, vientos y otros fenómenos atmosféricos. El cambio climático es provocado por la acumulación excesiva en la atmósfera de los llamados gases de efecto invernadero o GEI, que retienen la energía del sol provocando la subida de las temperaturas en el Planeta.
Los montes sirven como paliativo de este fenómeno, ya que actúan como fixadores del carbono atmosférico (más cuanto más nuevo es el monte). Al mismo tiempo, uno de sus principales subprodutos, la madera, lo secuestra, eliminándolo de forma permanente siempre que no se someta a un proceso de combustión.
Pérdida de biodiversidad y degradación de los hábitats
La biodiversidad se define cómo la pluralidad de los ser vivos (microorganismos, plantas y animales) para interactúar entre sí. Su importancia se entiende al analizar la dependencia entre los ser vivos (sean o no de la misma especie) con su hábitat, elemental para su subsistencia. La desaparición de una especie en particular ponen en peligro a existencia de muchas otras.
La biodiversidad está sometida a un constante cambio debido a la propia evolución de las especies. No obstante, la extinción de un determinado hábitat provoca la muerte de cientos de individuos o incluso especies. Esta destrucción suele ser producida por el hombre (contaminación, infraestructuras, talas indiscriminadas, etc.).
Los bosques nos ofrecen una amplia gama de bienes y servicios gracias a la biodiversidad. Por eso debemos procurar su conservación y mantenimiento, mejorar la capacidad productiva (madera y productos no madereros), mantener la fauna y flora silvestre, así como sus hábitats, y proteger los suelos y las cuencas hidrográficas.